"Estoy súper emocionada por tener la oportunidad de venir a mi casa natal a hallarme con gente y poder contarle mis experiencias y lo que puedo llegar a transmitir, que creo que es mucho y rico", dice Catalina Rautemberg sobre su gran vuelta a Córdoba. Referente de la moda argentina, durante el viernes 31, sábado 1 y el martes 4 de agosto brinda tres encuentros organizados en conjunto con Chaina Producciones para diseñadores textiles, aspirantes a modelos y mujeres mayores de 30 años que buscan asesoría de imagen.
Como manifiesta la creativa y top model, las clínicas de Diseño de Indumentaria y “+30”, además del workshop de Pasarela, tienen en común el poder en uno mismo, haciendo hincapié en que la confianza es lo que nos lleva a lograr nuestros proyectos, escuchando nuestro interior para encontrar las respuestas. “A la larga somos nosotros los que tenemos las herramientas y los dones para hacer de nuestra vida lo que queramos. Me encanta poder mostrar eso. Quiero que todo el mundo salga sintiéndose poderoso”, dice para Musa.
Ex finalista de Project Runway Latin America y nominada al premio Tijeras de Plata, Catalina tiene experiencia en dar clases a lo largo de su extensa carrera: durante 16 años fue profesora de pasarela en la escuela de modelos de Ricardo Piñeiro. Actualmente, en ocasiones transmite su conocimiento sobre diseño en Espacio Buenos Aires y lidera conferencias y charlas en distintas puntos del país. Sin embargo, su actividad principal es su faceta como diseñadora, donde se permite mostrar su lado más original.
"Mis colecciones en general son bastante autobiográficas. Hay gente que se fija más en lo que se usa, en la tendencia y en lo que la clientela quiere. De repente, yo hago un equilibrio entre lo que quieren ver y lo que quiero mostrar", @catarautenberg
Sus colecciones se caracterizan por una conexión intrínseca con lo natural, las raíces y los orígenes, a la que Catalina vincula a la necesidad de volver un poco a "uno" para sobrevivir como seres humanos.
A pocos días de presentar su nueva colección, de la cual no quiere hablar mucho para que sea una total sorpresa, la diseñadora nos regala pequeños adelantos: “Se llama ‘Uno’, es todo lo que puedo decir. Todas mis colecciones tienen un mensaje y siempre hay algo que invita a la reflexión”, dice entusiasmada. Como es sello de la marca, las prendas tendrán mucho trabajo artesanal.
-¿Tenés alguna anécdota divertida en Córdoba?
En Colón y Cañada, decidí que me iba a vivir a Buenos Aires a trabajar como modelo. A los 16 años ya había tenido la primera experiencia. Me fui y terminé en Italia, con la gente queriendo que me quedara, pero yo me moría de miedo y me volví. Le dije a mi madre que quería ser normal, que quería terminar el colegio, estudiar arquitectura, lo que hace toda la gente joven. Eso hice y para ayudar a mi mamá, porque la carrera era muy cara y ya me picaba el bichito de la independencia, empecé a cursar en la escuela de Mannequins y a trabajar como modelo simultáneamente, jurando que no volvería más a Buenos Aires. Una noche, caminando por Colón y casi Cañada decido volver, y el 1 de agosto de ese año llegué a Buenos Aires otra vez.
Ping pong
Un lugar: Villa Dolores (donde vive su mamá).
Un libro: El I-Ching, aunque tengo muchos.
Una canción: "La llorona" de Chavela Vargas.
Las últimas vacaciones que tuviste: Ecuador hace un par de años.
Algo con lo que siempre viajás: Siempre me llevo una vara de palo santo.
Un olor: El palo santo.
Tu mejor outfit: Un pantalón de gabardina rasada medio palazzo, de Mariano Toledo, que lo amo y lo adoro. Una remera negra, una campera de jean, unos borcegos y una bandolera típica de Cuzco. Y la bici, la mejor manera de transitar la ciudad.
Un consejo: Creer en uno.
Tu musa: Por muchos años fue Frida Khalo, por su vida, por su manera de representar y transmutar situaciones, por su libertad intelectual, por sus creencias, por su pasión para llevar adelante sus creencias políticas, por el drama loco de amores y desencuentros, por esta cosa libertina que tenía y darse el espacio para hacer cosas que socialmente no estaban bien vistas. Pero en realidad es mi madre. Mi madre es mi musa, más que Frida, porque me ella me enseñó a ser libre.